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jueves, 26 de marzo de 2009

Un amigo necesario: el silencio

Aporte a los relatos de la historia jamás contada.

25 de marzo de 2009.-
Nancy Espasandín

Un "amigo necesario": el silencio.

Hace años me hice muy compinche de una mujer encantadora: era mi doctora en ese momento. Un día - después de la atención - aprovechamos para hablar de cosas muy íntimas. Y me contó...
- Nunca hablé del tema. Es la primera vez que lo hago - me dijo -, mis hijos no saben nada de nada. Nunca hablamos, nunca, sobre esto hubo silencio siempre. ¡¡Y sucedió hace 35 años!!
Muy jovencita - estudiante aún - y recién casada, vivía en un departamento que quedaba a los fondos del Departamento de Inteligencia en el centro de la ciudad de Montevideo.
Desde el día del Golpe de Estado en Uruguay y en medio de la Huelga General, ese departamento se llenó de presos - como otras tantas dependencias del ejército y la policía… y hasta los estadios.
Los primeros días del golpe, de todos los edificios de los alrededores se abrían las ventanas al escuchar los primeros lamentos desgarradores, y los vecinos - viejos y jóvenes- enfrentaban esos hechos.
- ¡Hijos de puta!, ¡Basta! ¡Terminen! ¡Hijos de Puta! -¡Viva la Huelga! ¡Abajo la dictadura!- gritaban desde todos lados.
Hasta que los milicos empezaron a responder. Tiraban hacia las ventanas semi-abiertas, como balas lanzadas al vacío, los discos long play o de pasta de Viglieti, Los Olimareños, Numa Moraes, y de tantos otros, que habían expropiado de las casas de los presos. Hasta que fueron logrando, con visitas amenazantes previas, registrar en todos los edificios linderos, absolutamente a todas y cada una de las familias y a todos y cada uno de sus integrantes. Estaban vigilados.
Las persianas comenzaron a cerrarse de a una... Los desgarradores lamentos se hicieron más y más frecuentes. Los gritos de respuesta se sentían cada día un poco menos…
- Mis compañeras de facultad decían que yo exageraba, que no podía ser, que abriera la ventana para que entrara la luz... Y lo hice. Nunca más quisieron volver a estudiar a casa – me dijo con tristeza.

La terrorífica rutina se impuso, y el miedo, y la tristeza, y la oscuridad.
Los pesados roperos se trasladaban a las ventanas para taparlas y ni un alo de luz pasaba por ellas.
- El triste silencio a veces lo buscábamos, era un "amigo necesario" para poder gozar del AMOR con un poquito de alegría - me dijo muy acongojada - porque estoy segura que a mi primer hijo lo gesté a los 18 años junto a mi esposo y a un sufriente desconocido.

Que lo sepan muchos, cualquiera puede ser: estos jóvenes impotentes le dieron un hijo con muchísimo amor.
Terminamos ese día de consulta en un abrazo interminable y llorando juntas por el el daño que nos hicieron ... y que padecimos y padecieron tantos.
- La próxima compartimos la alegría que significó el despertar del 80, el 82 y el 83 – me prometió.
Y cumplió la promesa.

Nancy


24 de marzo de 2009 13:32
Asunto: es inconmensurable el daño que hicieron

Queridos míos, amigos:

Envío este artículo que considero muy importante para entender muchas cosas del pasado y del presente. Tal como lo expresa el autor, siempre lo entendí así. Es inconmensurable el daño que hicieron. Y aún se padece.

Vaya este como un homenaje y reconocimiento a mi familia, a la de mis compañeros y amigos y a mis amores de entonces-..como a TANTAS y TANTOS en Argentina, en Uruguay, en toda América que sufrieron y mantuvieron el dolor en silencio. Porque la dictadura marcó, alejó, dividió, separó, desgarró, despidió, reprimió, desapareció y mató: todo eso.

Cual difícil es caminar con esas heridas aún hoy.
Lo que van a leer pasó en Mendoza y en todos los rincones de Argentina. También en todos los rincones de Uruguay.

POR ESTO Y MUCHO MÁS.
ANULACION DE LA LEY NEFASTA aquí
Y POR EL JUICIO Y CASTIGO DE TODOS LOS RESPONSABLES DONDE SE ENCUENTREM

Un abrazo enorme.
Nan.-

aqui están los aportes a los cuales me pliego
http://www.mdzol.com/mdz/nota/113249-Silencio-tras-la-dictadura-Mendoza-y-sus-historias-jam%C3%A1s-contadas/