Seguidores

martes, 27 de enero de 2009

Balance Elecciones 2004


Aportes para un balance necesario ....
y las perspectivas. *

Nancy Espasandín


Acerca de las elecciones, los triunfos y los festejos...

Durante la semana previa a las elecciones...cientos de miles de uruguayos se movilizaron en las calles de Montevideo y de las principales ciudades del interior del país, anticipando, y luego, festejando, el triunfo electoral del EP-FA-NM en primera vuelta. Se trató de un vuelco notorio de la campaña electoral que, hasta entonces, se había caracterizado por su apatía y falta de participación. La mayoría decidió casi en silencio... pero se movilizó y expresó su elección la última semana... La espontánea manifestación de eufórica apuesta al cambio de gobierno, expresó la bronca y el hartazgo de la mayoría ante tanta calamidad que trajeron los gobiernos blancos y colorados, y depositó las esperanzas e ilusiones en los nuevos candidatos para representarlos. Se festejó masivamente el triunfo y el haber arrancado la manija del Estado a los dos partidos tradicionales que gobernaron el país, con civiles y militares, durante 170 años, logrando la coalición el 50,45% de los votos en la primera vuelta y lejos del Partido Nacional que obtuvo el 34,20 %, dejando al Partido Colorado en una contundente derrota, con apenas el 10, 36% .
Otro festejo... menos masivo lo vivió un puñado de militantes. En Montevideo y en todas las ciudades del interior, también con abrazos, llantos de alegría y emoción en medio del cansancio de una larga campaña, festejaron el triunfo contundente del plebiscito por la Reforma de la Constitución en defensa de los recursos hídricos que salió aprobada con el 64,61 % de los votos. ... Más de un millón cuatrocientos cuarenta mil votos y con casi 13.000 exclusivamente por el SI a la reforma constitucional. Sus artículos le dan un mandato, claro como el agua, al próximo gobierno y al legislador: los recursos hídricos son de dominio público y el acceso al agua potable y al saneamiento deben ser garantizados exclusivamente por el Estado, de tal forma que las concesiones a privados en Maldonado – URAGUA Y AGUAS DE LA COSTA - deben ser "rescatas", sólo se les indemnizará por las inversiones no amortizadas y no por lucro cesante. De lo contrario, las mismas pasarán a ser inconstitucionales y su presencia burlará la voluntad de un millón cuatrocientos cuarenta mil uruguayos.
Es importante señalar, en primer lugar, que ambas peleas se dieron en el terreno electoral... ejerciendo los derechos democráticos que otorga la Constitución de la República y que se recuperaron luego de 10 años de dictadura. Constitución que fue "reformada" en el 1996 (imponiendo elecciones internas de los partidos, primera y segunda vuelta, la separación de las elecciones departamentales de las nacionales, etc. ) y que permite votar, cada cinco años ( en tres o cuatro instancias en un año y medio), a quienes representarán a los electores en el Ejecutivo, en el parlamento y en las intendencias...
En segundo lugar, el mecanismo del plebiscito siempre ha tenido muchas limitaciones...Votar por Si...o por No, no alcanza para definir ninguna política seria al servicio de las clases populares y, por lo tanto, se enfrenta a muchas trampas. La Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida trabajó para superar esas limitaciones con la profundización de debates en los comités de base, en las cooperativas, en los liceos y facultades, en las organizaciones sociales de todo tipo, multiplicando la militancia en seminarios, talleres y charlas donde participaron centenares y centenares de activistas que encontraron los argumentos para dar la pelea por el triunfo. Pero desde el comienzo se planteó con claridad que la lucha por la defensa de los recursos hídricos del país y por el derecho al acceso al agua potable y al saneamiento garantizado por el estado, contra todas las privatizaciones, es una lucha que debía realizarse antes, durante y después del plebiscito...
En tercer lugar, la opción de las direcciones sindicales y políticas, fue apostar únicamente a las elecciones, no optaron por el llamado a la movilización para frenar los planes del gobierno ni para arrancar una reivindicación, no lo fue para evitar el acuerdo bilateral de garantía a las inversiones con los EEUU que el gobierno de Batlle firmó en secreto en esos días, menos aún para imponer el plan de emergencia porque la pobreza extrema no puede esperar más, ni para echar a las privatizadas del agua que funcionan en Maldonado. Además, tampoco estas elecciones fueron arrancadas por la movilización como sí lo fueron las de 1984 – a pesar de realizarse con proscriptos y exiliados y pactadas entre los dirigentes políticos y los militares... Por esa razón, exigió en aquel entonces una campaña insistente por parte de las direcciones ante los militantes frenteamplistas, para justificar las negociaciones que terminaron en el Pacto del Club Naval, así como las elecciones con presos y proscriptos.
Un poco de historia

La dictadura cívico militar comenzó a aplicar los planes neoliberales que, impulsados desde el norte, en el marco de la reestructuración capitalista, se manifestaron esencialmente en la concentración financiera, la multiplicación de la deuda externa y la liberalización del comercio... Sin embargo, los objetivos eran más ambiciosos y el gobierno de los militares –desprestigiados y desgastados tras sucesivas derrotas de intentos para perpetuarse en el poder – no podían ser los que garantizaran las transformaciones que la burguesía nacional y mundial exigían y los organismos internacionales a su servicio, aconsejaban. Fue necesario para los sectores burgueses y el imperialismo apostar a la salida democrática por la que las masas populares peleaban, de tal forma que, desde los gobiernos electos luego de 1984, se intentaran aplicar a fondo los planes recomendados al servicio de la burguesía, apoyados en las ilusiones de la aplastante mayoría de la población en la salida democrática.. Para ello se contó con la colaboración de las direcciones sindicales y políticas de la izquierda que, apostando a la Concertación Nacional Programática quedó en pomposos planes que jamás fueron llevados a la práctica... Los trabajadores, sin embargo, dieron importantes batallas en defensa de sus derechos, de las fuentes de trabajo, por aumento salarial y mejores condiciones de trabajo... y pelearon con fuerza para derogar la ley de impunidad aunque algunos connotados dirigentes buscaran, tras su espalda, una "salida política negociada" y se perdiera por poco margen el plebiscito.
Son muchas las evidencias que confirman que también en Uruguay se avanzó firmemente en la aplicación de las políticas recomendadas por el Consenso de Washington en el 89 aunque variables institucionales, políticas y estructurales, "amortiguaron" y "graduaron" los efectos, en comparación con el resto de los países de América Latina. Si bien es cierto que el Uruguay sigue siendo, en el ámbito de América latina, el que posee los guarismos más bajos con relación a los índices de pobreza, el decremento del nivel de vida se profundizó durante la dictadura y ha sido notable desde 1989. El índice de pobreza de la población urbana se ubicó en 1999 en el 20%. Y en los últimos cinco años, con el impacto de la crisis financiera del 2002, se duplicó el número de personas que viven bajo la línea de pobreza y se triplicó el de la indigencia...Las cifras son alarmantes, más del 50 % de los niños menores de 5 años son pobres...
Si tomamos en cuenta los mecanismos de consulta popular previstos en la constitución nacional, aunque con más exigencias reglamentarias que antes de los 90, debemos reconocer que siguen siendo los mismos, pero su utilización no generó los mismos resultados bloqueadores de las políticas neoliberales que se pudieron ver en el 92 con el plebiscito contra varios artículos de la Ley de empresas publicas. Aparecieron otros mecanismos que los anularon y fue necesario pasar la catástrofe de la crisis del 2002 para que la población apelara nuevamente a los plebiscitos – no siempre en forma exitosa - resultando ganadores el que rechazó la privatización de ANCAP el 7 de diciembre del 2003, al que le siguió el del 31 de octubre en defensa del Agua.
El segundo gobierno de Sanguinetti, al igual que el de Batlle, lograron concretar importantes reformas con lógica neoliberal y, para ello, contaron con otros avales. La alta participación política y social que caracterizaban al país se fueron deteriorando, tanto en los mecanismos plebiscitarios como de acción sindical, la existencia de una central única de trabajadores no alcanzó para un enfrentamiento de conjunto contra las políticas de los gobiernos, sino que predominó la política concertante de su dirección.
La resistencia a los planes existió: luchas aisladas de todo tipo por fábrica y por sector, la mayoría de ellas derrotadas. Hubo varios intentos de plebiscitos abortados, algunas apenas en su larga gestación, y no pudieron impedir la Reforma de la Seguridad Social, ni lograr la anulación de la AFAPS, ni la reforma constitucional, ni el Marco Regulatorio de la Energía Eléctrica, ni la eliminación de derechos laborales a través del artículo 29 de la Ley de Inversiones... ni la concreción del que defendía ANTEL o AFE contra las privatizaciones. Si a esto se le une la Reforma Educativa instrumentada desde mecanismos parlamentarios por la Ley de Presupuesto y los cambios sustantivos en lo electoral que se impusieron y dieron un marco constitucional para intentar evitar el acceso de la oposición al gobierno, se pueden ver los éxitos de los cambios instrumentados a la "manera uruguaya". Los nuevos mecanismos y reglas de juego cambiaron: la existencia de la Coalición de Gobierno de blancos y colorados se formalizó, tanto a nivel del Ejecutivo como del Legislativo Dicha coalición tuvo sus antecedentes en el acuerdo de "entonación nacional" en el primer gobierno del Dr. Sanguinetti y el de "coincidencia nacional" durante el de Dr. Lacalle, que se fueron profundizando en la medida que se acrecentaba la conciencia de los partidos acerca del "problema de la gobernabilidad" de la "democracia representativa".

Acerca de la situación de la clase trabajadora y la democracia.

A la brutal represión de la dictadura que eliminó físicamente y expulsó al exilio a generaciones de luchadores, le siguió la ofensiva del capital y el predominio del pensamiento único neoliberal. Durante la década de los ochenta y fundamentalmente, los noventa, se impuso – aunque con resistencia - la apertura de los mercados y la des - industrialización del país haciendo desaparecer los pesos pesados de la clase trabajadora: los frigoríficos, las fábricas textiles y las metalúrgicas; se precarizó el trabajo y bajaron los salarios; aumentó a cifras nunca vistas la desocupación y la miseria, se infringieron duros golpes y derrotas a la clase trabajadora, así como se terminaron de romper los lazos de solidaridad de clase que, trabajosamente, se habían tejido durante los últimos años de la dictadura.
Los organismos tradicionales de la clase trabajadora, sindicatos y partidos, se mostraron incapaces de acaudillar esas luchas de tal forma de impedir y revertir la ofensiva del capital y sus gobiernos. Por el contrario, sus direcciones sindicales y políticas, considerando inevitables las transformaciones en marcha, tomaron como naturales y necesarios los cambios, tanto en los mecanismos de explotación como en la reforma del estado. De esa forma "recomendaron" e "impulsaron" , en unos casos, aumentos de salarios de acuerdo a "la productividad" y con cláusulas de "paz social" y, en otros, negociar la rebaja salarial- lisa y llana- y la reducción de personal; aceptaron la declaración de excedencia en el Estado y los retiros incentivados, verdaderos despidos encubiertos, y la desaparición de las áreas consideradas "no esenciales", y llegaron a negociar - con el aval de los trabajadores que no veían otra salida- las más terribles condiciones laborales. La resistencia y lucha de los trabajadores municipales en la ciudad de Montevideo, no pudo evitar la reducción de más de 3000 puestos de trabajo durante los tres períodos de gobierno del Frente Amplio ni la flexibilización laboral o el desconocimiento del convenio salarial.
Cuando, en el 2002, la debacle financiera provocó la crisis más extrema en la historia del país, la clase trabajadora dividida y fragmentada, arrastraba las consecuencias de la dictadura, de las cuales no había podido recuperarse totalmente, y llevaba en sus espaldas la pesada carga de las derrotas de los noventa... Por esa razón, no pudo responder como clase, en forma independiente en esta crisis, ni procesó una revolución en los sindicatos para convertirlos en verdaderos bastiones de lucha, ni creó organismos nuevos que le ayudaran a la pelea, convirtiéndose mayoritariamente en espectadora de lo que sus direcciones sindicales y políticas hacían para evitar desestabilizar la institucionalidad burguesa... aunque eso significase - ni más ni menos- que los de abajo recibieran los más brutales golpes a sus condiciones de vida.
La democracia representativa fue puesta totalmente en cuestión por la movilización de los sectores más pobres en varios países latinoamericanos, siendo su punto más álgido en 2001 en Argentina con la rebelión popular que ensayó mecanismos, estos sí, de verdadera democracia directa, a través de un extenso movimiento de asambleas populares que levantó las banderas de "que se vayan todos". También estuvo en cuestión en nuestro país... pero la "defensa de la estabilidad institucional" fue en Uruguay el santo y seña de todos los partidos, incluida la oposición de izquierda que hizo "méritos" para que la crisis no pasara a mayores... Aunque, tal como reconoció el candidato del MPP – el ex guerrillero José Mujica –, bastaba apenas "un empujón" para que el gobierno de Batlle cayera, aclarando que se optó por no dárselo, apostando a la institucionalidad y a las elecciones... Todo ello, a pesar de los pesares que trajo aparejada la crisis sobre la población empobrecida del país. Y lo que hay que dejar bien claro es que la "institucionalidad democrática" no estaba, precisamente, puesta en jaque por los militares, sino por el potencial alzamiento de los de abajo que empezaba a comprender que sólo con democracia formal no se educa, no se come ni se viste.
El gobierno del Frente Amplio en la Intendencia con su política de descentralización, y los cambios institucionales aparejados, insiste en el paradigma de la "democracia participativa". Múltiples seminarios académicos con representantes de los gobiernos de la región – en el especial del PT de Brasil- levantan loas a las experiencias de Porto Alegre y de Montevideo, gobernados por la izquierda, y apostando a su generalización con el EP-FA-NM en el gobierno nacional. Lo que resulta evidente es que el llamado "presupuesto participativo" en Montevideo ha consistido en una ronda de consultas a los vecinos sobre los problemas a resolver, a través de los Consejos Vecinales – creados para tales efectos- con participación relativa y sin que tenga ningún poder de resolución. La promoción de políticas sociales focalizadas y asistencialistas de todo tipo con la instalación de guarderías y policlínicas municipales en los barrios más pobres, transferidas o cogestionadas junto a múltiples ONGs u organizaciones de vecinos, alimenta las ilusiones en estos mecanismos de "participación" ciudadana. Los acuerdos con el BID y las condiciones de los millonarios préstamos para la extensión del saneamiento, las negociaciones con los sectores empresariales, las políticas de promoción de empleo para jóvenes con salarios de hambre a través de las ONGs o la privatización de funciones municipales, no pueden ser, obviamente, temas debatidos por los vecinos, menos aún, ser cuestionados.

¿Qué izquierda ganó las elecciones?

La crisis económica, social y política, así como el desprestigio creciente de los partidos tradicionales, fue el contexto que abonó el terreno, durante largos años, para que la izquierda tradicional uruguaya procesara su metamorfosis y creciera en forma sostenida desde su fundación, y especialmente desde 1984 con la caída de la dictadura..
En primer lugar, es importante señalar que se dio un proceso por el cual la coalición de izquierda se ha convertido en un partido Catch all, atrapa todo... lo que venga. A pesar de la composición policlasista que conserva desde su origen (aunque entre sus componentes existan partidos de tradición obrera), así como la falta de reivindicación de la independencia de la clase trabajadora, en la última década hizo los mayores intentos por hacer predominar su carácter de "atrapa todo", y lo logró. Fue un proceso de adaptación paulatina a la democracia liberal representativa, que, eliminando las vertientes históricas de "representantes de la clase" trabajadora, como se auto - definían algunos de sus partidos componentes, apela ahora, de conjunto, a la "ciudadanía" en general.
La sola mención en el pasado no demasiado lejano, sobre la posibilidad de que un intendente frenteamplista contratara obreros en medio de una huelga, apelara a la policía contra los trabajadores, impusiera condiciones al sindicato para realizar medidas de luchas o incumpliera acuerdos con los trabajadores, eran totalmente impensables para la mayoría de sus adherentes. Sin embargo, eso es lo que ha venido sucediendo en el gobierno municipal de Montevideo durante el gobierno del Arq. Arana. Y esta realidad ha sido aceptada como de "sentido común" por la mayoría de los frenteamplistas que "justifican" el accionar de "su gobierno popular", colaborando para ello algunas de las tácticas utilizadas por la dirección del sindicato que acrecentaron la brecha entre los montevideanos y los trabajadores municipales.
La percepción de la organización como "radical", "opositora", representante de la "lucha popular", de "enfrentamiento a los gobiernos tradicionales", "antimperialista"- ha sido reelaborada por los máximos dirigentes que cumplen el papel de trasmisores de "una visión" nueva y moderada del Frente que convence a cada vez más electores procedentes de los partidos tradicionales y, sobre todo, da "tranquilidad" a los banqueros, a los empresarios, a los dueños de la tierra... a los inversores extranjeros, a los representantes de los gobiernos de EEUU y la Unión Europea, al FMI, al BM, al BID...tal como lo han expresado sus representantes una y otra vez en los últimos tiempos
Desde el Pacto de Club Naval, la concertación, la formulación y el uso descompensado de la dualidad "negociación - movilización" enarbolada desde el inicio de la transición, el objetivo explicitado de "gobernar para todos los montevideanos", la cohabitación con el gobierno nacional desde la intendencia de Montevideo- donde vive la mitad de la población del país -, la Concertación para el Crecimiento, el relacionamiento directo con los representantes de los organismos internacionales como el FMI, BID, etc., son todas prácticas que se han incorporado a la "corta" tradición frenteamplista. Quedan ya en un pasado semiolvidado, las fuertes discusiones y enfrentamientos internos, así como la sorpresa de muchos sectores de la base, causados por la entrega de la llave de Montevideo al Presidente Bush (padre) por el entonces Intendente Tabaré Vázquez y, como anecdóticas, para la mayoría, las palabras del edil Zabalza increpando al Presidente francés desde su puesto coyuntural como Presidente de la Junta.
Los dirigentes pretenden, y en los hechos han logrado demostrar - con los parámetros democráticos tradicionales del conjunto de las fuerzas políticas del país- tener una imagen de "izquierda menos ideologizada" (con nueva ideología), "partido serio" (previsible), "capaz de gobernar" (no antisistémico), "interlocutor válido" (confiable para los empresarios y los organismos internacionales) y "legítimo" (afirmado en el sistema democrático liberal), tal como lo semantizan los partidos de "vieja " tradición en el país. Imagen ésta, reconocida a nivel internacional por los gobiernos de EEUU y Europa, el FMI, el BM, el BID y la OMC, y desde las diversas tiendas coloradas y blancas, independientemente que algunos de sus dirigentes hayan usado en la campaña electoral las viejas tácticas de amedrentamiento, las alertas sobre los peligros "del marxismo", del "comunismo" y de los "tupamaros"... Todo eso, sin éxito, porque la mayoría de los que se reivindicaban marxistas reniegan de haberlo sido, los "comunistas" ni hablan, menos explican acerca de la caída y desmoronamiento del mal llamado "socialismo real" y, los tupamaros, se han adaptado – acomodado a las prácticas parlamentarias y nada tienen que ver con su pasado guerrillero, a excepción de colaborar con la alimentación del mito.
El ejercicio gubernamental en Montevideo por tres períodos consecutivos, planteó al Frente Amplio, las condiciones para crear la llamada "cultura de gobierno", concepción transferida desde los partidos tradicionales, que se fue forjando como parte de la tradición frenteamplista reelaborada y que, incluso, reivindica como signo distintivo de la "verdadera" democracia la rotación de los partidos en el gobierno. Tal es el argumento que plantean los analistas, politólogos y dirigentes frenteamplistas como ventaja y virtud de la democracia (¡) liberal, parlamentaria, representativa.
Porque predomina la cultura de gobierno, en su programa no hay ni una sola referencia a la estrategia de las luchas del movimiento obrero, otrora referencia obligada de algunas de las organizaciones componentes del Frente Amplio. Ni una sola referencia a la solidaridad internacional con los pueblos que luchan contra el imperialismo ni al "internacionalismo proletario" que pregonaban algunos de los partidos componentes. Los organismos internacionales como el FMI, B.M. etc. han cambiado tanto para la dirección frenteamplista, que es posible negociar con ellos sin poner en peligro la soberanía nacional del país. No existe desde hace tiempo en su programa ni el no pago de la deuda externa, ni la reforma agraria, ni la nacionalización de la banca y el comercio exterior, menos aún algo parecido a la estrategia de luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores. Nada de su programa reformista levantado en el pasado que aspiraba a la utopía de realizar reformas y "profundizar la democracia" como posibilidad ilusoria de terminar por ese camino con la sociedad de clases... Hoy día ni ese reformismo declarativo le queda al programa de la coalición...por el contrario, su concepción liberal – social se puso de manifiesto en el gobierno de Montevideo siendo los impulsores de las privatizaciones, la transferencia de las funciones a las ONGs, la reducción de cargos municipales en medio de la desocupación creciente, la flexibilidad laboral, etc. junto con los programas sociales asistencialistas con políticas focalizadas hacia los más pobres.
La búsqueda de un espectro más amplio de adhesiones a través del Encuentro Progresista en las elecciones del 99, dio sus frutos. En las anteriores elecciones el alto porcentaje de votación conquistado en los departamentos del interior lo verifican (obtiene la mayoría de votos en los departamentos de Canelones, Maldonado y Paysandú, además de Montevideo).
El objetivo más notorio y la preocupación de los dirigentes frenteamplistas fue hacer más moderado su discurso. La profunda tradicionalización procesada, de clara adhesión a la democracia parlamentaria, a imagen y semejanza de los partidos tradicionales, se reflejó al adoptar un nombre dual, dando la idea que era posible - y necesario - conciliar el presente más amplio, con el pasado de vertientes más lejanas que sólo quedan como referencia simbólica... Surge así el Encuentro Progresista – Frente Amplio... inaugurando, para algunos, lo que dieron en llamar, a nuestro entender, en forma excesivamente optimista, "la era progresista" (Garcé y Yaffé: 2004), haciendo pesar la mayor amplitud de las fuerzas que se incorporan y la moderación mayor del programa.... Es el mismo dualismo que se planteó en el movimiento sindical y estudiantil a la salida de la dictadura: ASCEP- FEUU, PIT-CNT. Pero, en estos casos, los nombres de la FEUU y la CNT expresan, además de una intención de darle continuidad a la organización, el peso pesado de las viejas direcciones que se impusieron con el objetivo de neutralizar el rol de combate que la ASCEP y el PIT habían cumplido en su lucha contra la dictadura, y eliminar de los estatutos aquellos aspectos que garantizaban las prácticas democráticas de los gremios.
En este caso, lo nuevo, el Encuentro Progresista, apela a la idea del partido del progreso y del "progresismo" que estaban ya en los orígenes del frente., sin precisar con claridad qué se entiende por progresismo hoy... y, si la "teoría del progreso" en la que se basa es el positivismo de las ciencias que, al servicio de la producción capitalista, están siendo tan brutalmente cuestionadas por la realidad salvaje del capitalismo actual poniendo en peligro la existencia del planeta y de la propia humanidad.
La denominación actual, la trilogía Encuentro Progresista – Frente Amplio – Nueva Mayoría en 2003, expresa mayor pluralidad que hace que el giro hacia la derecha, en busca del centro, atraiga a dirigentes y empresarios de la Concertación para el Crecimiento - antes personajes adheridos a los partidos Nacional y Colorado – que exige mayor verticalismo centrado en sus principales figuras y termine por obtener el premio que aspiraban los viejos dirigentes del Frente Amplio: la llegada al gobierno. Este triunfo electoral pone a la orden del día la posibilidad - planteada ya por sus dirigentes- de constituir una única organización política que termine con cualquier intento de desviarse de los lineamientos centralizados que exige la utopía de gobernar para tantos y tan opuestos intereses.
A pesar de que el triunfo electoral de la mega coalición fue por amplio margen en relación al Partido Nacional que le siguió con el 34,20% aunque presentó la renovación de su líder Larrañaga, el resultado final obtenido por el EP-FA-NM del 50,45 % de los votos, apenas lo hizo superar la mitad más uno necesarios para ganar en la primera vuelta, resultado este que estaba previsto en las proyecciones de su crecimiento sostenido desde 1999. Si tomamos en cuenta que Tabaré Vázquez definió no debatir con otros candidatos, considerando que esto favorecía su holgado triunfo y si a esto le agregamos que los votos del exilio, fundamentalmente de la región, vinieron esencialmente para el EP-FA-NM, ratificarían la afirmación de algunos analistas que señalan que la campaña tuvo falacias que pusieron en peligro el resultado en primera vuelta y que las consecuencias de la crisis del 2002 no le habría agregado mucha más adhesión al Frente. De acuerdo a lo que hemos señalado acerca del rol asumido por sus máximos dirigentes en la crisis del 2002 que llevó a la total desmovilización y el hecho que la adhesión a la coalición durante toda la campaña no ha sido fervorosa como lo fue la última semana, podríamos señalar que la apuesta "al cambio" es esencialmente reflexiva y expectante y que predominarán las ilusiones y las esperanzas...
El nuevo presidente Tabaré Vázquez ya tendrá mucho que explicar y explicar para que los adherentes al EP-FA-NM acepten, por ejemplo, las posibles ventajas de ofrecer cargos en los ministerios a los dirigentes políticos de los partidos tradicionales. Tendrá que explicar por qué razón se pone en cuestionamiento y en riesgo el triunfo del plebiscito del agua contra las empresas multinacionales, por qué razón hay que pagar la deuda fraudulenta y confiar en el FMI, el BID, el BM y la OMC...

¿Cómo fue posible la aceptación de estos cambios cualitativos por parte de viejos y nuevos adherentes?

Señalamos algunos de los factores que, en forma combinada, explican a nuestro entender, la aceptación, por parte de sus militantes y adherentes, del giro hacia la derecha, peleando el centro, de la dirección de la izquierda frenteamplista desde la transición a la fecha.
1.- Más de una década de dictadura militar: de muerte, represión, exilio y diáspora del pueblo uruguayo cuyas consecuencias son de difícil cuantificación.
2.- La derrota sufrida en los años 70 por una amplia vanguardia obrera y de clase media que, con distintos orígenes ideológicos y variantes metodológicas, se había planteado hacer la revolución como una perspectiva posible. La mayoría de los integrantes y sectores de esa vanguardia, en especial los ex guerrilleros – en lugar de analizar los errores y asimilarlos - ha sufrido un proceso de adaptación a las reglas de juego de la democracia parlamentaria. El resto de los sectores marxistas no han sacado conclusiones de la debacle de los estados burocráticos y se han convertido en escépticos de la lucha de la clase trabajadora y han abandonado los objetivos estratégicos de independencia de clase y de luchar por el Socialismo.
3.- La reestructuración del capitalismo a nivel mundial procesada como consecuencia de la crisis cuyo detonante fue la subida del petróleo en el 74, se manifestó en el país desde la dictadura y se profundizó con los gobiernos democráticos. Como consecuencia se dio un proceso de transformación de la clase trabajadora: su atomización, segmentación y heterogeneidad- en ocupados, tercerizados y precarizados, cuentapropistas, subocupados y desocupados- factor objetivo que subyace en la desindicalización progresiva ( en el país como en el resto del mundo). Estos cambios sufridos por la clase trabajadora cobran mayor magnitud si tenemos en cuenta que los sindicatos han sido base clave de sustentación del Frente Amplio. Una de las manifestaciones de estos cambios fue el ingreso masivo de la mujer y los jóvenes en el mercado de trabajo. Eso provocó "una ruptura generacional y una pérdida de continuidad de las tradiciones y experiencias, agravada por la decapitación que, en la mayoría de los casos, provocó la represión dictatorial y la emigración" . En el mismo sentido la desaparición o crisis de los "bastiones industriales con mayores tradiciones obreras y sindicales" como la industria textil y de la carne y el surgimiento de nuevos- lácteos, pesca, nuevos servicios, colaboraron al desanclaje.
4.- Luego de una década de dictadura, la pelea por las libertades democráticas y el retorno a ellas, así como el "miedo a la vuelta" de los militares hizo a la base frenteamplista más receptiva a los planteos moderados de los dirigentes, aunque, en oportunidad de luchas reivindicativas o por derechos humanos, las manifestaciones masivas en rechazo a la política del gobierno fueron muy frecuentes en los primeros años de la transición.
5.- la ofensiva ideológica de las clases dominantes con su llamado al consenso y los continuos intentos de asimilar al sistema a dirigentes políticos y sindicales, así como los discursos sobre la falta de alternativa, lograron su fruto. Por un lado, la concertación, el diálogo y la conciliación de clases forman parte del discurso permanente de la mayoría de los dirigentes frenteamplistas. Por otro, la mayoría de los trabajadores - luego de años de dictadura- depositaron confianza en que la democracia liberal representativa va a satisfacer todas sus necesidades...
6.- La caída - desmoronamiento de los Estados burocráticos del Este de Europa, referente obligado de la mayoría de la izquierda del país y de amplios sectores del movimiento obrero organizado. Todas los análisis sobre la burocracia, la condena a la concepción del "socialismo en solo país", y los alertas de quienes pusimos distancia de las direcciones y los estados del mal llamado "socialismo real" no fueron asimilados por los trabajadores que, confiando en sus direcciones que los tomaban como modelo a seguir, recibieron un nuevo golpe en su fragmentada conciencia.
7.- las derrotas recurrentes sufridas por el movimiento obrero en sus luchas contra las patronales en la década de los 90, en oposición a las políticas del gobierno y en defensa de los derechos laborales, democráticos y humanos. El sinnúmero de conflictos reivindicativos perdidos, el cierre de fuentes de trabajo y el creciente desempleo, la derrota de los plebiscitos (contra la Ley de "impunidad" a los militares, el marco regulatorio de UTE, la reforma de la seguridad social, la derogación del artículo 29 de la Ley de inversiones). Esta situación abonó la desconfianza en la lucha y la aceptación de pérdidas de conquistas y rebaja salarial por parte de las direcciones sindicales que apostaron al camino estéril de las presiones parlamentarias.
8.-, la situación económica de un sector de la clase media que se vio favorecida primero por la política de estabilidad del gobierno en la medida que conservó su empleo, recibió ingresos fijos y permanentes y que se hizo más conservadora y receptora de discursos moderados... A pesar que a partir del 2002 colapsó, sigue optando por la salida "pacífica y pacificadora" que el Frente Amplio con sus dos coaliciones posteriores le sigue ofreciendo, aunque no exista violencia y guerra más brutal y sostenida que la que han llevado adelante en las últimas décadas los gobiernos y las patronales, dejando a la intemperie, en el hambre, la miseria, el desempleo a más de la tercera parte de la población del país y a cientos de miles de uruguayos desparramados por el mundo.
Los viejos adherentes frenteamplistas se fueron alejando de los viejos clivajes de clase y fueron aceptando, sin demasiada resistencia, los cambios alentados por los dirigentes.
Los jóvenes adherentes fueron primeramente, ganados por el peso de los componentes afectivos - emocionales y luego, fueron educados en los marcos de la democracia burguesa donde las políticas y las prácticas de concertación y negociación de la izquierda han sido las normas durante sus vidas conscientes.
De acuerdo a nuestra opinión, la coalición hace tiempo dejó de expresar una opción para la clase trabajadora y, con su metamorfosis, alejó toda posible salida de independencia de clase en su seno. Sin embargo, el hecho de que organizaciones de izquierda de intención revolucionaria optaran como táctica permanecer en la coalición, aceptaran los acuerdos que ampliaron las alianzas y, ni siquiera presentaran una opción única con un programa claramente antiimperialista, anticapitalista y por el socialismo, colaboró con este panorama. Estos sectores dentro del FA dieron prioridad a las necesidades de sus organizaciones y no a las de la clase trabajadora. El desafío está en avanzar siendo parte de una coordinación más amplia, de organizaciones de dentro y fuera del FA, que se proponga un programa de independencia de clase.

Las perspectivas que visualizamos.

Las políticas neoliberales, el desprestigio de los partidos tradicionales así como la crisis que se acrecentó y pegó saltos al vacío, llevó a que el Partido Nacional sufriera una brutal caída en el 99 aunque logró una recuperación importante en estas elecciones, el Partido Colorado logró conservar en dos períodos el gobierno y en el 2004 le llegó la debacle... Aunque esto no significa que necesariamente el PC desaparecerá de escena, no está descartado que así sea como sucedió con otros tantos partidos en América Latina. Pero si la acción de los trabajadores no se traduce, a su vez, en un avance en la conciencia, parecería ser que el trasiego de votos entre ambos los conservaría como partidos de recambio...
Es importante visualizar las perspectivas que se le plantean a los trabajadores con la coalición EP-FA-NM en el gobierno.
No existe gobierno alguno que puede sostenerse en el aire. Si bien las adhesiones mayoritarias han venido de la clase trabajadora y de los sectores más pobres, el nuevo gobierno necesita sostenerse en la burguesía, en su ejército y en su policía. Porque su objetivo es llevar a cabo un programa que sostiene explícitamente el compromiso de cumplir con los acuerdos asumidos con los organismos internacionales de crédito y los empresarios nacionales e internacionales.
El nuevo gobierno ha prometido cambios, y algunos cambios se darán... pero no serán aquellos que la mayoría espera o aspira. Porque, difícilmente el EP-FA-NM podrá responder a los grandes problemas que enfrenta la mayoría de la población del país que depositó en él las esperanzas, si no enfrenta al imperialismo y a las multinacionales, si no deja de pagar la deuda externa, si no impulsa el juicio y el castigo a los militares de la dictadura. La instalación de los Consejos de Salarios que reivindican los sindicatos y la central obrera y que el nuevo gobierno se plantea, puede ser un aliciente para la organización y formación de nuevos sindicatos, pero las propias direcciones sindicales frenteamplistas han desalentado a sus bases diciendo que no se espere salariazo alguno y coinciden con la dirección política que primero hay que apostar al "crecimiento" para lograr el "Uruguay Productivo"...
Es necesario apostar a la autoorganización de los trabajadores y los sectores explotados para que, confiando en sus propias fuerzas, exijan sus reivindicaciones. No será con las prácticas de la "democracia participativa", levantada desde la experiencia del gobierno del PT en Porto Alegre, y que "funciona" en el gobierno del Frente Amplio en Montevideo. La experiencia ha demostrado sobradamente que se limita exclusivamente a la consulta de algunos pocos aspectos del presupuesto, pero lejos está de brindar la posibilidad de decidir y ejecutar. La ruptura de las ilusiones en estos y otros aspectos puede traer aparejado grandes pérdidas para la organización política, como le acaba de suceder al PT de Lula en las elecciones de Porto Alegre.
La aceptación del agiornamiento del Frente Amplio por parte de nuevos y viejos militantes no es mecánica, como no lo fue la metamorfosis del Frente Amplio. Hasta qué punto la profusa corriente de memorias colectivas ha sido anestesiada por los años de dictadura y las derrota de los 90, hasta qué punto fue conscientemente cambiada por las direcciones hasta hoy y cuánto lo serán en el futuro, es algo que difícilmente pueda cuantificarse y predecirse. Pero lo que sí es importante reconocer es que ha provocado un profundo retroceso en la conciencia clasista e internacionalista que amplios sectores de frenteamplistas conservaban, independientemente de las posturas de conciliación de clases defendida por los dirigentes.
Sin embargo, el cambio en el estado de ánimo de la mayoría de los sectores de la clase trabajadora ocupada y desocupada provocado por el triunfo electoral – independientemente que esté sustentado en ilusiones y esperanzas - plantea la posibilidad de expresarse en luchas que entrelacen los reclamos inmediatos, mediatos e históricos y, de esa forma, reconstruir el movimiento y el potencial que la clase trabajadora uruguaya demostró tener en el pasado, tejiendo firmemente los lazos de solidaridad de clase y del internacionalismo.
Es un grave peligro que, desde ya, se exija la unanimidad... y se considere que el que no coincide con la mayoría, juega para el enemigo. Esa es una vieja práctica estalinista que debe ser desterrada definitivamente de las filas de los trabajadores ... Hubo quienes no colaboramos con el voto al triunfo electoral del EP-FA-NM y reivindicamos el derecho y la obligación de decir a los trabajadores lo que pensamos.
El triunfo de la Reforma Constitucional por el Agua fue el único voto antiimperialista claro que se manifestó en las urnas...y de 1.400.000, fueron 12.000 los que se expresaron exclusivamente por el SI. Los vecinos que recibieron los volantes, los compañeros de los comités del Frente, de las cooperativas, de las radios comunitarias, los estudiantes que participaron en las charlas y debates, los miembros de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida y de FFOSE, coincidieron con los mismos objetivos.
El presidente electo y sus principales dirigentes han reiterado - confundiendo a muchos- que respetarán los contratos con los multinacionales del agua. Esta posición entra en franca contradicción y pone en tela de juicio la letra de la reforma y el voto mayoritario y contundente de la población. Está planteada la necesidad de seguir peleando para imponer el mandato constitucional rescatando todas las concesiones. El importante apoyo del 64,61 % de los votos plantea la perspectiva de que se fortalezcan las condiciones para la defensa incondicional de la letra de la reforma, clara como el agua.
Su ubicación como gobierno a nivel nacional e internacional, su relación estrecha con los gobiernos de la región, con los organismos multinacionales y los gobiernos imperialistas, abren nuevas perspectivas de lucha y la posibilidad de un nuevo comienzo para una clase trabajadora que necesita reconstruirse como movimiento social a través de su autoorganización y su lucha.
A la vez, se abre la posibilidad para la izquierda radical que, en ese proceso, retome conscientemente los principios de independencia de clase y del internacionalismo proletario, concretando el tan necesario marco de coordinación que levante las banderas del antiimperialismo, el anticapitalismo y se plantee relanzar la batalla por el socialismo
.

Montevideo, 10 de noviembre del 2004.
* Artículo publicado por el Boletín Electrónico "La Lucha Continúa" diciembre de 2004

No hay comentarios: