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domingo, 6 de diciembre de 2009

IIRSA .- ARRASA.- .- UNASUR

¿Hasta dónde el cuestionamiento de los organismos internacionales? hasta dónde el no condicionamiento? ¿La agenda del IIRSA, acaso, no es un cuestionamiento?
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en ARGENPRESS
jueves 3 de diciembre de 2009

Repúblicas del Sur: Por nuevo sistema financiero

Jorge Zavaleta (especial para ARGENPRESS.info)

El futuro de la asociación de las repúblicas sudamericanas dependerá de cómo avanzan las reformas sociales y cómo se asegura un sistema financiero con autonomía, diametralmente distinto a las actuales multilaterales. En ese camino se plantea un nuevo sistema financiero con moneda única, que se distinga del FMI, BM y BID, en no condicionar sus préstamos u otras formas de cooperación a reformas políticas neoliberales.

Unasur cuestiona la dinámica del BM y BID, que sostienen un “asesoramiento sensato”, con redes de becas subsidiadas y un ejército de consultores. El BM, señala el New York Time, tiene nada menos que 12.500 empleados y ha convertido en la segunda mayor fuente de trabajo en Washington, DC después del gobierno federal.

América del Sur constituye actualmente una región que reúne las mejores condiciones para llevar adelante la Integración, siguiendo a la Europa de los 25. En este nuevo siglo ya cuenta con gobiernos democráticos en su mayoría con intensa raigambre popular y una economía menos vulnerable frente a la crisis financiera declarada el año pasado en EEUU.

Esta parte del mundo, tiene la ventaja histórica de no haber sufrido las consecuencias de dos grandes guerras que dejaron en escombros a las principales ciudades de la Europa contemporánea, y puede ser, aprovechando la revolución tecnológica y la modernización de sus Estados, un espacio de desarrollo de largo plazo. Aunque no faltan voces que recuerdan a Franz Fanon: “No rindamos, pues, compañeros, un tributo a Europa creando estados, instituciones y sociedades inspirados en ella”, cuando habla de “los condenados de la tierra, refiriéndose al África y América.
En este contexto, las decisiones económicas de Unasur, apuntan a consolidar la propuesta integradora. El Banco del Sur, constituido en septiembre del 2007, en la Isla caribeña Margarita, es hasta ahora el mayor logro de la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe - ALBA que hoy agrupa a nueve miembros, y ha invitado a Jamaica y a México. Colombia se ha abstenido de hacerlo, más aún por las deterioradas relaciones con Venezuela y Ecuador.
Este Banco se propone financiar proyectos de desarrollo en la región. Funcionará con un capital inicial de US$20.000 millones. Inquieta a los opositores que esta entidad financiera haya sido una propuesta del presidente Hugo Chávez para “independizar” a los países miembros de los organismos multilaterales de crédito que manejan los hilos de la economía desde los intereses de los grupos más conservadores de EEUU. Este Banco ha sido concebido como un banco de financiamiento de proyectos de los países Sudamericanos, empezará con 7 mil millones de dólares en capital, y crecerá a 20 mil millones. Argentina, Brasil y Venezuela elevaron a 4.000 millones de dólares sus aportes.
Otros opositores manejan una crítica más sutil al incidir en la integración solo económica, desligada de la “político”. No existe en la historia convencional un solo ejemplo exento de políticas de Estado para apoyar la expansión de los capitales con ausencia de la estratificación y exclusión de las mayorías.

La moneda del Sucre para Unasur también comienza a tener detractores, al extremo que ex gobernantes de Bolivia, opositores de Evo Morales, señalan que esta idea “es un exabrupto” que “llevaría a la región a un despeñadero económico” y que la intención futura del Alba es sustituir al dólar en el comercio regional.

Las voces a favor consideran que el Sucre tendrá ventajas como instrumento sustitutivo del dólar en los negocios entre los países miembros, aunque el efecto será limitado, y también servirá para acumular reservas en un momento de emergencia, “pero no tendrá la dimensión del euro”. Otras voces juzgan que la región es aún inmadura, que no es consciente de la integración y recuerdan que el euro tuvo un largo proceso que empezó en los años 50.

La última cumbre del Alba en Cochabamba, Bolivia, acordó crear el Sucre como moneda virtual para dar inicio a transacciones comerciales entre sus países miembros. Este propósito se expresa en el Banco del Sur que trata de renovar la arquitectura financiera regional, que ayude a construir un sistema, en principio, con cinco organizaciones regionales: un fondo monetario, una divisa común, una red de bancos estatales de desarrollo, bolsas de comercio y mercados de valores regionales, un parlamento y un fondo social.

Esta propuesta, por efecto de la actual crisis financiera internacional, aún no ha sido definida con claridad en cuanto a la participación o auspicio de la Unión Sudamericana de Naciones -UNASUR, ALBA, Comunidad Andina de Naciones - CAN o el Mercado Común del Sur.

Además está sobre el tapete la conformación de nuevos carteles de energía como Petrosur y OPEGASUR. Brasil y Chile, importadores de gas, muestran observaciones, en tanto la integración energética auspiciada por Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional – IIRSA y ALBA, apunta a una mayor fragmentación. La Unasur, constituida mayo del 2008, propone la integración y la cooperación de múltiples ejes en doce países independientes: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

El Banco del Sur, surgió en 1998-1999, con la idea de mancomunar las reservas de las naciones a fin de apoyar a aquellos países que sufran una crisis en su balanza de pagos. Nació en un momento en que la mayoría de las economías sudamericanas habían reducido su vulnerabilidad frente a la influencia del FMI.

En cambio, la CAF y el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES), principales competidores de las IFIs de Washington, han crecido con mayor rapidez y con préstamos que casi no tienen condicionalidad política asociada, señalan fuentes especializadas que la prensa norteamericana ha destacado. La CAF confía más en las salvaguardias y en las reglas concesionarias de las leyes de cada país. La CAF, con menos burocracia ofrece un ciclo de proyectos mucho más corto y rápido.

El Ministerio de Economía de Venezuela considera que el Banco del Sur guiará sus préstamos de acuerdo a tres grandes prioridades: Integración Regional. Reducción de asimetrías entre y dentro de los países Sudamericanos. Suministro de financiamiento para el desarrollo. Es decir, una integración regional distinta de la orientación de IIRSA y del ALCA, que se centra en la exportación y la inversión extranjera.
Venezuela plantea también que UNASUR participe en la infraestructura productiva (transporte, energía) y social (salud y educación); y en los grandes proyectos de integración el financiamiento conjunto del Banco del Sur y los bancos estatales de países miembros, como el BNDES de Brasil y el BANDES de Venezuela.

Una red con bancos estatales

El Banco del Sur pondría el énfasis en la revitalización del sector público, para cambiar el sistema de préstamos al sector privado que venían propiciando las multilaterales en desmedro de los sectores sociales.

Bolivia tiene en marcha la revisión de sus contratos de gas y petróleo. Y requiere financiamiento para fortalecer sus yacimientos petrolíferos fiscales y la empresa de hidrocarburos. Tiene previsto duplicar oleoductos y la producción de 40 a 80 millones de metros cúbicos diarios en los próximos cinco años.
Bolivia ha señalado más de una vez las dificultades en el procesamiento de préstamos de emergencia del BID destinados a responder a las inundaciones. De allí se desprenden comentarios oficiales del Ministerio de Economía: “Observamos con esperanza la conformación de un banco que encaja con el marco y la filosofía de los países Latinoamericanos y que dará satisfacción a la demanda por préstamos en la región –particularmente Bolivia, país que ha sufrido un cierre de puertas frente a cualquier financiamiento concesionario adicional luego de la cancelación de su deuda”

El BID, que solo opera para América Latina y el Caribe, con sus casi cuatro mil funcionarios, es una maquinaria pesada y costosa que se mantiene con “los impuestos de quienes viven con menos de un dólar por día”, según discursos de sus funcionarios y del propio presidente y ex embajador en Washington, Luis Alberto Moreno, agente colombiano desde los tiempos de George W. Bush. Las anunciadas siete bases militares norteamericanas en Colombia y la cadena de préstamos del BID a ese país son la constatación de la nueva “seguridad regional”, que cuestiona UNASUR.

Apoyos y críticas

Unos sostienen que El Banco del Sur abre paso y espacio para una mayor cantidad de prestamistas, en una región de tantas necesidades. El presidente del BM pide priorizar la transparencia y evitar la corrupción. El presidente de la CAF considera que el Banco del Sur no afectaría las sólidas relaciones entre la CAF y los países andinos. Otros exigen evaluación con detenimiento de las financieras regionales como CAF, FLAR, BLADEX.

El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz - invitado para conformar un comité de asesores del Banco del Sur -, considera que “una de las ventajas de contar con este Banco es que reflejaría las perspectivas del Sur”, y saluda “las políticas sociales de redistribución en Venezuela y critica las prácticas del Consenso de Washington cuya estrategia intenta incrementar los beneficios de las empresas Norteamericanas”

En este marco el Banco del Sur y la moneda comunitaria del Sucre, constituyen instituciones inscritas en los objetivos de la subregión trazados por Unasur. En la cumbre del Alba en Cochabamba se acordó crear el Sucre como moneda virtual para dar inicio a transacciones comerciales entre sus países miembros. El Sucre será una moneda virtual para el pago de transacciones, pero posteriormente podrá pasar a ser una moneda física. La moneda lleva el apellido del prócer venezolano Antonio José de Sucre, y también simboliza el "Sistema Único de Compensación Regional de Pagos".

El Banco del Sur se propone los más altos estándares de democratización del financiamiento para el desarrollo. Han surgido cuestionamientos acerca del diseño de políticas de salvaguardias asociadas a las poblaciones vulnerables o afectadas, o acerca del medio ambiente y la transparencia. Venezuela prefiere que los estatutos del Banco contengan ciertos compromisos para garantizar un mecanismo de auditoría social que institucionalice el monitoreo externo y el poder de recurso. Sin embargo, los observadores más cercanos consideran que más allá de declaraciones de principio que favorecen la transparencia, se han suministrado pocos detalles.

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